A todos nos gustan los gatos. En realidad, nos encantan y nos apasionan. Pero por desgracia, lo que les gusta a los gatos suele ser disfrutar de su tiempo en el sofá y hacer pequeñas maldades en el mismo que llevan a que la estructura del mismo se debilite poco a poco.
¿De qué forma puedo evitar que mi gato arañe el sofá?
Incluso aunque tengamos un sofá nuevo, lo más probable es que en poco tiempo nuestro gato ya haya dejado una marca de sus uñas y haya comenzado a reducir la resistencia del mueble a base de insistencia. Por ello, es imprescindible que conozcamos las formas que las que podremos proteger el sofá.
Una buena funda protectora
La primera y más sabia decisión que podemos tomar es la de colocar una funda protectora en el sofá. A todos nos gustaría que, hablando con el gato, este entrara en razón y llegase a entender que la idea de seguir arañando el sofá por mero placer y como método de afilarse las uñas no es precisamente lo más adecuado. Pero, por mucho que se lo repitamos, el gato no va a entender nada de lo que le estamos diciendo. Y lo que es peor, si nos entiende, posiblemente no tendrá ningún tipo de motivación para dejar de hacer eso que tanto le gusta cada vez que se queda a solas en el sofá.
Un protector de sofá para gatos será todo lo que necesitaremos para garantizar que el sofá se mantendrá intacto, que con el paso del tiempo seguirá tan nuevo como el primer día y que no tendremos problemas en sentarnos por mucho que el gato siga arañando.
Además de esto, el protector de sofá tiene una ventaja adicional: se ocupará de que los muchos pelos que suele dejar la mascota se puedan retirar de una manera higiénica y que así no se queden en la tela del sofá sin que los podamos quitar después.
Un rascador para que cambie de objetivo
Sabemos que cuando los gatos arañan el sofá lo hacen porque necesitan trabajar sus uñas y se trata de algo natural que harían en cualquier tipo de entorno. Eligen el sofá para hacerlo porque les resulta cómodo, agradable y conveniente. Pero no hay ninguna regla que diga que no podemos intentar que cambien de objetivo.
Para ello lo que tenemos que hacer es usar la técnica de proporcionarles algo mejor de lo que tienen. Si el sofá les encanta, ¿Por qué no probar con un rascador de gato para sofá? Sería un rascador que pondríamos cerca de donde nos sentamos o incluso encima del sofá, con la intención de meternos en la mente del animal y hacerle pensar que está recibiendo el mismo estilo de estímulo en el lugar que tanto le gusta.
- Color: gris claro
- Base: 50 x 30 cm, Altura: 80 cm
- Escalador multifuncional von 1 caseta, 1 plataforma y 1 bola de juego
- Barras de sisal de unos 7-8 cm de diámetro
- Sisal resistente para el cuidado de las uñas. Buen acabado en tablero de partícula duradero y tapizado de peluche suave
No hay una garantía exacta que lleve a pensar que el gato aceptará el rascador y se olvidará del sofá, pero al menos podemos intentarlo y ver si tenemos suerte en el proceso. Nunca hay que perder la esperanza.
La técnica del cortado de uñas
Si no podemos encontrar la manera de solucionar el hábito de nuestro gato, porque quizá esté demasiado grabado a fuego en sus costumbres, lo que habrá que hacer será intentar reducir el impacto en el sofá. Para ello la mejor idea será mantener las uñas del animal cortadas de forma frecuente. El gato seguirá arañando el sofá, pero lo hará con menos fuerza y lo más probable es que los efectos en el tejido se lleguen a notar de una manera mucho menos apreciable.
No obstante, tampoco hay que excederse en el cortado de las uñas más allá de lo que nos recomiende nuestro veterinario cuando le hablemos del problema que tenemos con el gato y el sofá.
Ideas para redirigir su comportamiento
Los gatos son como los niños, por lo que podemos aplicar ciertas técnicas y estrategias que son comunes en la educación de los más pequeños. Por ejemplo, si nos encontramos al gato arañando el sofá podemos regañarlo y este se dará cuenta de lo que ha hecho. Los gatos entienden bien los tonos de voz y saben perfectamente relacionar una regañina con lo que estuvieran haciendo. Por lo tanto, si lo encontramos en plena faena, podemos regañarle. No intentemos regañarle en otro momento, porque en ese caso no lo entenderá.
Además de esto, también podemos intentar mantenerlo entretenido cada vez que veamos que tiene intenciones de comenzar con el proceso de rascado en el sofá. Quizá a base de darle más y más atención lleguemos a hacerle olvidar su afición por el sofá y consigamos salvar el mueble.