Bull Dog Francés: cuidados, salud, higiene y más

El que algunos consideran como el más adorable payaso de los caninos es un perro de compañía fascinante. Sus criadores se han afanado en que esa sea su única utilidad (la cual cumple a la perfección), por lo que no dará síntomas de querer cazar aves en pleno campo ni de nada por el estilo.

Listo y refinado como él solo, disfrutarás mucho cuando se siente junto a ti en el sofá y veáis juntos la televisión, lo que no quiere decir que se trate de un perro inactivo ni que no valore la diversión.

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Todo lo que deberías saber sobre el Bull Dog Francés

Este can es único e inimitable. Las orejotas grandotas de los que también se denominan “frenchies” son uno de sus símbolos de distinción y allí por donde pasa va dejando un reguero de amigos. Gracioso, efusivo y vital, despierta el cariño de todos sus conocidos. Juguetón hasta decir basta, pasar buenos ratos es una de sus principales aficiones.

Todo ternura, participará feliz en aquellas bufonadas de las que quieras hacerle partícipe. No en vano, lucen como nadie el tradicional collar que desde finales del siglo XIX ha venido formando parte de su vestimenta.

Origen

Este moloso de pequeña talla tiene sus inicios en Inglaterra junto a su más directo pariente, el bulldog inglés. Lo más posible es que esta raza surja como consecuencia de los distintos cruces entre toy bulldogs llegados de Gran Bretaña y perros de la localidad que nada tiene que envidiar a otras razas de perros medianos de pelo corto.

Descendiente de los dogos franceses y del pesado bull dog inglés, es el fruto de los múltiples cruces que algunos criadores parisinos llevaron a cabo con el claro objetivo de lograr una raza atlética y ágil que pudiera combatir en las peleas de perros.

En sus inicios, fue un perro de trabajadores, sobre todo de cocheros y carniceros, para pasar más tarde a círculos más selectos, destacando en la alta sociedad y en el mundo de las artes, lo que es debido a su particular carácter y a su original aspecto.

A finales del siglo XIX la raza gozaba de la suficiente popularidad en Francia para ser nuevamente exportada a Inglaterra, convirtiéndose Mr. George Krehl en un acérrimo defensor de la misma e importando a Inglaterra los que pasaron a denominarse “perros con orejas de murciélago”. En esa época fue redactado por parte de los franceses el primer estándar para el bull dog francés, muy similar al actual.

Una vez que los estadounidenses pudientes conocieron este perro en los bulevares de la capital francesa, no se resistieron a importarlo a su país y en 1890 había ya un grupo de aficionados estadounidenses dedicados a su cría que mantenían constantes su tipo y su talla.

En 1896 la raza se presentó en el certamen canino de belleza que promovía el Westminster Kennel Club, donde la disparidad de criterios respecto a la decisión de los jueces dio lugar a la fundación del French Bulldog Club of America.

La raza se aceptó por el American Kennel Club en 1898, celebrándose la primera exposición autorizada por el mismo en el Hotel Waldorf-Astoria de Nueva York, lo que constituyó todo un acontecimiento social vitoreado por los medios de comunicación.

Características y rasgos físicos

El bulldog francés cuenta con una talla pequeña, pero debido a su potente musculatura y a lo compacto de su distribución corporal alcanza un peso que oscila entre los 11 y los 14 kilos. En cuanto a su altura a la cruz, la misma alcanza unos 30 centímetros…

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Uno de sus rasgos más característicos es su cara achatada y su cabeza ancha y cuadrada. Sus orejas, puntiagudas y grandes recuerdan a las de un murciélago, lo que hace que tengan muy desarrollado el sentido del oído mientras que, por el contrario, el sentido del olfato lo tienen disminuido dada la forma de su trompa. Su mandíbula es fuerte, sobre todo si se tiene en cuenta su tamaño. Su cuello es corto y algo arqueado, sin papada.

Esa raza braquicéfala (de hocico y cara cortos), está incluida en el grupo en el que también se encuentran el pug, el boxer y el boston terrier. Sus orificios nasales son demasiado pequeños y su paladar es algo largo. El hecho de que los perros prefieran respirar por la trufa se ve dificultado en estas razas de pequeñas narices.

Como curiosidad diremos que todas las razas braquicéfalas, cuyas aperturas nasales son estrechas, son muy vulnerables al frío y al calor. Por ello es importante tener en cuenta que el bull dog francés no debería realizar demasiado ejercicio en verano y, ni mucho menos debe quedar en el interior de un coche que esté aparcado en el sol. Tampoco son convenientes los paseos al aire libre cuando el frío arrecia.

Su musculatura y la forma de su cuerpo lo hace una raza de fuerte complexión, lo que se debe a la elevación de su lomo en relación con su cola, a lo que hay que añadir que posee una ancha espalda, si se la compara con el resto del cuerpo.

Otra de sus peculiaridades es que sus patas traseras son algo más cortas que las delanteras. Su cola es corta y se enrosca de un modo natural de acuerdo a los estándares que se determinan para esta raza.

Su mirada es muy expresiva y sus ojos, redondos y grandes, sobresalen una pizca. En cuanto a su movimiento, puede calificarse de desenvuelto, con extremidades que se desplazan en paralelo al plano medio del cuerpo.

Color y capa

Existen 3 variedades de bull dog francés: el atigrado (bringé o brindle), el arena (fawn) y el blanco atigrado (caille o pied).

La variedad atigrada se trata de una mezcla de pelos decolorados y pelos negros. Se admite algo de blanco, en proporción pequeña, en cabeza y pecho. No son deseables los atigrados con bastante superficie blanca. La capa blanca-atigrada tiene las manchas atigradas y el fondo blanco.

Los perros blancos por completo se clasifican con esta capa. El contorno de los ojos y las pestañas han de ser negros y no deben presentar señal alguna de despigmentación en la cara. Son admitidas la totalidad de las tonalidades arenas, del rojo al café con leche.

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Temperamento

Juguetón, afectuoso, vivaz, paciente y entusiasta son alguno de los adjetivos que mejor definen a esta mascota bonachona. Su temperamento se corresponde a la perfección con los perros de compañía. Amigables, dulces y sociables se convierten en los “reyes” de las familias que los adoptan tan pronto ponen una pata en su hogar.

Estos perfecto perro faldero suele desarrollar ansiedad por separación fácilmente si no considera cubiertas sus necesidades de compañía, lo que se traduce en que puede llegar a convertirse en un perrito destructor si se queda solo por espacios que considere prolongados.

Este perro tiene auténtica necesidad de compañía, circunstancia que ha de ser tenida en cuenta a la hora de su adopción, pues no es un perro para dejar “a su aire” en un patio o jardín.

Por este motivo se trata de una raza ideal para personas que dispongan de tiempo libre para dedicarle a sus mascotas, no estando recomendada para quienes permanecen poco tiempo en casa. También son unas estupendas mascotas para dueños primerizos, sin experiencia previa, dado su buen carácter y su falta de complicación.

Convenientemente socializados, son perros tan amigables con los conocidos como con los extraños, lo que los hace estupendas mascotas de compañía. Su adaptación a los espacios pequeños es perfecta, siempre que sus dueños tomen conciencia de la necesidad de que tenga cubiertas sus necesidades a nivel de ejercicio de forma cotidiana.

Se trata de una particular raza alegre y divertida y que siempre se encuentra pendiente de sus amos. Por hacerles felices son capaces de tolerar a la perfección cuantas monerías con ellos quieran efectuar a la par que les fotografían o todos aquellos juegos en los que quieran incluirlos. Por gustarles, les gustan hasta las gafas de sol de todos los colores y tamaños. Y, por si todo esto fuera poco, disfrutan hasta la extenuación mientras montan en carretillas, bicicletas, carritos y coches.

Acostarse al lado de su amo en el sofá mientras ven televisión es una de sus principales aficiones y, si en la casa hay otro bulldog que pueda completar el trío, aún mejor pues a estos fortachones amigos les fascina hacer cosas en pareja.

Este perro es fiel por naturaleza, de manera que te sorprenderá la forma en la que te lama la mano aunque la tengas vacías, o en la que moverá la cola a pesar de que le estés regañando.

Relación con otras mascotas

Su excepcional carácter le lleva a disfrutar mucho tanto con las personas como con el resto de animales, pero eso sí, su sentido de la lealtad le empujará a proteger a los niños de la familia si él considera que su seguridad puede verse comprometida, circunstancia en la que será determinante el nivel de socialización que el bull dog haya recibido desde pequeño.

Relación con los niños

El bull dog francés es una raza formidable con los niños y, en el caso de que vaya a llegar un bebé a la casa, deberás estar tranquilo porque es una raza cien por cien protectora. A los niños los aman y son muy delicados con ellos.

Esta mascota se mostrará encantadora con los más pequeños de la familia, haciendo amistad con ellos desde el mismo momento en el que se conocen y manteniendo una relación de amor incondicional y amistad.

Muchas familias eligen un frenchie como el compañero de aventuras de sus hijos, por tratarse de una raza con la que los niños aprenderán muchos valores que les llevarán a ser mejores personas, contribuyendo a un mejor comportamiento tanto con sus semejantes como con los animales. Hacerles desde pequeños responsables de sus mascotas es una buena idea a la hora de educarles.

Por otra parte, el bull dog francés cuenta a su favor con que siempre estará al lado de los niños, cuidándolos y protegiéndolos. Eso sí, en el caso de que vayáis a tener un bebé, lo lógico es repartir un poco las atenciones entre el recién nacido y la mascota, de forma que tu fiel amigo no se sienta totalmente desplazado.

Cuidados básicos

Ya se sabe que un buen dueño hará todo lo posible porque su mascota se encuentre limpia, cómoda y por ende, bonita y con un estado de salud digno de envidia. El frenchie no es un perro difícil de cuidar, sino una mascota que te lo pondrá todo muy fácil.

Alimentación

Igual que el resto de las razas, el bull dog necesita una alimentación equilibrada, debiendo escoger entre la amplia variedad de piensos específicos para esta raza con cuantos nutrientes necesita.

Debes tener en cuenta que sus ejemplares tienden a sufrir sobrepeso, por un lado por su propia tendencia genética a engordar y por otro porque no son demasiado atléticos, a decir verdad.

Otro de sus puntos flacos es la sensibilidad de su estómago, por lo que no debes darle más comida que la específica para ellos. Cuando salgas a la calle procura que tampoco coma ningún resto del suelo, pues tienen mucha tendencia a vomitar.

En el caso de que decidas cambiarle el pienso, hazlo de un modo gradual, mezclando el nuevo con el que venías dándole, al objeto de que su delicado estómago no se resienta.

Higiene

La higiene de una mascota es providencial para que se propicie una adecuada convivencia en el hogar, siendo un aspecto que no puedes descuidar. Hay dos partes del bull dog francés, oídos y ojos, a cuya limpieza habrás de presta especial atención.

En cuando a los ojos, limpiarás legañas y evitarás infecciones utilizando suero fisiológico con una gasa, en la dirección del ojo hacia fuera. Utiliza una gasa para cada ojo.

En lo que se refiere a los oídos, esta parte de su cuerpo se ensucia mucho. Evítalo lavándole los oídos una vez por semana con el producto que tu veterinario te recomiende para eliminar la cera.

Higiene dental

Un aspecto que no puedes descuidar es el de la higiene oral de tu bulldog. Su dentadura precisará, para un correcto mantenimiento, de un cepillado varias veces a las semanas. Una práctica que es muy probable que en absoluto le resulte agradable y a la que, por tanto, es necesario que le acostumbres desde cachorro.

Si durante el cepillado observas manchas marrones o mal aliento, ambos síntomas pueden ser causa de infecciones o de sarro, por lo que deberás consultar con el veterinario.

Baño y secado

A la hora de bañar a tu perro, un aspecto primordial que has de tener en cuenta es el de que no sufra problemas de alergias cutáneas y en el caso de que así sea, tener la precaución de utilizar jabones especiales para pieles atópicas.

La envergadura del bull dog precisa de la búsqueda de un lugar bueno para bañarlo, donde él se encuentre cómodo y tú tengas espacio suficiente para desenvolverte. Utiliza agua tibia.

Debes saber que cuando estás bañando a tu frenchie, lo que haces es eliminar la grasa de su piel, cuya función es repeler cualquier intento de agresión, por lo que tu mascota olerá aun cuando esté recién bañada. Al tener el pelo raso, la del bull dog es una raza con un 30% más de grasa que el resto de los perros, razón por la cual desprende un mayor olor. Lo mejor es aplicar jabón una sola vez con el objeto de llegar a limpiarle sin desengrasar su piel. El baño se llevará a cabo una vez al mes.

Secarle no tendrá ningún secreto para ti porque es algo que suele encantarles, disfrutando mucho mientras le frotas por todo su cuerpo. Si lo haces con secador eléctrico has de observar algunas medidas de precaución como efectuarlo a temperatura moderada y con cierta separación del cuerpo.

Cepillado

Lo más apropiado es cepillar su pelo 2 o 3 veces por semana, si bien en época de muda hay que hacerlo más veces. Habrás de cepillar de cola a cabeza, o sea, a contrapelo.

En los pliegues de la cara del frenchie tienden a acumularse polvo y suciedad, por lo que deberás limpiarle las arrugas al menos dos veces por semana para evitar que aparezcan infecciones y hongos. Para ello, bastará con usar una toallita húmeda o algodón con agua.

Vacunas y tratamientos antiparasitarios

Como el resto de las razas, el bull dog francés debe tener su propia cartilla de vacunaciones que haga indicación de las dosis que tiene administradas y de las que le faltan.

En cuanto a pulgas, garrapatas y gusanos intestinales, podrás mantenerlos a raya gracias a las pipetas y collares antiparasitarios sobre los que el mismo profesional te orientará.

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Enfermedades más comunes

De esta raza ya hemos destacado su extrema sensibilidad a los cambios de temperatura, lo que puede provocar sofocos y constipados fáciles. No lo bajes a la calle cuando hace mucho calor en verano y colócale un abrigo en invierno.

Otros posibles problemas de salud que puede sufrir esta raza son:

  • Mega esófago. Una dilatación del esófago que impide que los alimentos lleguen al estómago.
  • Trastorno de coagulación en la sangre. Puede dar lugar a exageradas hemorragias, incluso sin ningún tipo de coagulación.
  • Síndrome del perro braquicéfalo. A menudo muestran dificultades respiratorias debidas a su corto hocico, su largo paladar y sus estrechos orificios nasales, que dan lugar a esa característica “cara aplastada hacia adentro”, siendo uno de sus síntomas habituales los ronquidos demasiado fuertes.
  • Lo que se traduce en una columna vertebral algo corta con degeneración y malformaciones de los discos invertebrales por exceso de estrés. Ello también limita la capacidad pulmonar y la caja torácica.

Algunos de los síntomas que pueden alertar sobre que algo no vaya bien en el estado de salud de tu bull dog se resumen en dejar de comer completamente, reducción de apetito una vez disminuida la ingesta de pienso, que goce de buen apetito pero no engorde con corrección, estado de ánimo abatido, ojos con demasiadas legañas o vidriosos así como entrecerrados, nariz fría, cielo de la boca o lengua blancos, cambios bruscos en su físico, exceso de picor en alguna zona del cuerpo, vómitos y diarreas, fallo continuo de algunos músculos, trufa con moco o muy acuosa o ladeo constante de una parte de la cabeza.

Adiestramiento

A pesar de tratarse de una raza buena y dócil, precisa como cualquier otra de un correcto adiestramiento. Hay que partir de la base de que en ocasiones sus ejemplares son muy tozudos e insistentes cuando desean recibir caricias, ser subidos a la cama o al sofá, que les demos comida de la mesa, etc.

Para lograr un comportamiento positivo de tu frenchie deberás comenzar su adiestramiento desde cachorro, lo que te permitirá alcanzar el éxito con más facilidad y que la convivencia sea mucho más agradable.

De estos perros se dice que son como esponjas y que aprenderán rápidamente cuanto quieras enseñarles, no parando nunca de querer aprender. No le permitas que caiga en el consabido “síndrome del perro pequeño” que le dé pie a pensar que es el líder de la manada. Mantente firme y demuéstrale desde el primer momento que quien manda eres tú.

Sé perseverante y ayúdate del tono de tu voz en el adiestramiento, porque aunque parezca que a veces entienden todo lo que les decimos, no siempre es así.

Crea para tu mascota un patrón de vida ordenado dirigido por unos horarios que le permitan tener una rutina que dirija sus vidas. Afánate en adiestrarle durante algunos minutos varias veces cada día, sin llegar a cansarle, pero con dedicación y constancia.

La recompensa y el castigo (que en ningún caso debe ser físico), consistiendo básicamente en regañarle, deben ser utilizados en nuestro favor, siempre en su justa medida.

En el caso de que no consigas “meter en vereda” a tu bulldog francés, debido a su mal comportamiento, puedes recurrir a un adiestrador canino que podrá ir corrigiendo su conducta y ayudándote a afrontar todas aquellas situaciones en las que se porte mal o no obedezca.

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