Jack Russell Terrier: Cuidados, Alimentación, Higiene y más sobre la raza

Competente, ágil, valiente, amistoso y activo. Así define el estándar del Kennel Club a este auténtico muñequito de peluche de cortas patitas que no duda en hacer alarde de sus dotes como actor.

Viéndolo de esta forma, nadie diría que es un hábil excavador de pozos y que, si lo dejas, te hará un considerable agujero en el patio de casa en un periquete. Un adorable granujilla que no debes dudar en mantener vigilado, pues podría verse envuelto en algún problemilla debido a su afán por hacer travesuras.

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Todo lo que deberías saber sobre el Jack Russell Terrier

Este total torbellino de energía y vigor, requiere de mucha actividad y del desarrollo de todo tipo de juegos para mantener su equilibrio físico y mental. Muy vivaces, siempre permanecen alerta.

En contra de lo que muchos piensan por su tierno aspecto, no es la típica mascota para tener en casa sino un pequeñajo inteligente, curioso y alegre, que tampoco llega a ser demasiado mordedor ni ladrador en exceso. Lo cierto es que pese a su pequeño tamaño es un auténtico derroche de energía, que necesita un dueño activo como él y dispuesto siempre a la aventura.

Origen

El Jack Russell Terrier pertenece al grupo de perros que se conocen como terrier, es decir perros que son criados para efectuar un trabajo bajo tierra, de modo que hacen salir alimañas de todos los tamaños, junto a roedores y otros animales que sin duda perjudican la vida en el campo.

Todas estas razas proceden de las islas Británicas, salvo el Schnauzer miniatura. La mayoría derivan de un antepasado común y fue a mediados del siglo XIX cuando los terrier pasaron a clasificarse en dos categorías básicamente: perros de pelo duro y patas cortas, que proceden de Escocia y perros de pelo liso y patas más largas, que se criaron en Inglaterra. Los terrier se caracterizan por su valentía a la hora de perseguir alimañas y por ser excelentes compañeros para sus amos.

Hay una cierta oscuridad rodeando los orígenes del terrier, si bien en el siglo XVIII y principios del XIX, no existía una concreta raza de terrier sino que los que eran valientes y se mostraban decididos a meterse bajo tierra eran apareados entre sí y el resto se sacrificaban. Los criadores tenían el cometido de buscar unas patas más largas para que fueran más rápidos o bien unas cortas para moverse con facilidad bajo tierra.

El padre de la raza fue John (Jack) Russell, al que debe su nombre, hijo de un cazador que creció rodeado del creciente interés de su padre por los sabuesos y por los terrier, además de por la caza. Su hijo heredó ese interés y la base de la raza partió de una preciosa y equilibrada hembra de fox terrier, llamada Trump, que adquirió en un carro de leche en Oxford.

Al contrario de lo que sucede con el resto de terrier, el Jack Russell se ha criado como perro de caza y no como un ejemplar destinado a destacar en las exposiciones caninas. Su principal preocupación ha sido el estar capacitado para ir bajo tierra, haciendo salir a los zorros de la madriguera, de manera que cazadores y sabuesos los apresen. Ello le ha valido el ser considerada una raza resistente y trabajadora que puede dedicar un día entero al arduo trabajo en el campo.

Finalmente, Jack Russell, que se convirtió en un valorado reverendo, fue miembro fundador del Kennel Club del Reino Unido en 1873, época en la que ya había una clara separación entre el fox terrier que se dedicaba a la exposición y los terrier de trabajo de Russell.

En torno a 1895 fue fundado el Parson Jack Russell Terrier Club, siendo ya hacia 1925 cuando se debatió que el Jack Russell terrier era una raza distinta que se caracterizaba por haber sido criada en pureza a lo largo de bastantes generaciones, pese a aún no ser reconocida por el Kennel Club.

Tras la Segunda Guerra Mundial quedaron pocos ejemplares de Jack Russell de pura raza. Con posterioridad, una vez hubo resurgido la raza, se crearon diversos clubes de este perro hasta que finalmente el Kennel Club lo reconoció como raza, otorgándole en 1997 el Challenge Certificates (Certificado de Desafío), por primera vez en una exposición de las aprobadas por el Kennel Club.

Características y rasgos físicos

Con una altura a la cruz de 27 a 35 centímetros y un peso que oscila de 5 a 7 kilos, este pequeñín ha de mantener un aspecto atento, vital y activo. Un perro lleno de confianza que, dado que fue criado para cazar, disfruta muchísimo en el campo y en cualquier espacio abierto, pudiendo llegar a correr todo el día, no teniendo nada que envidiar en este sentido a los sabuesos…

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Su promedio de vida es de 12 a 14 años y en él destacan los siguientes rasgos físicos:

Ha de ser más alto que largo, con patas cortas y un tronco alargado ligeramente, lo que lo diferencia del parson Russell. Comprobar si está en su peso ideal es muy fácil, pues debe tener en torno a 1 kilo por cada centímetro de altura.

Pese a que se trata de un perrito de muy reducida estatura, ello no debe engañarnos pues su pecho, su lomo y sus patas suelen ser musculosos y fuertes.

En lo relativo al resto de rasgos físicos, cuenta con un hocico algo ancho y con una trufa y labios de color negro. En cuanto a su mandíbula es ancha, fuerte y profunda.

Lo habitual es que sus ojos sean oscuros y pequeños, de color almendrado y con un borde negro, a juego con la trufa y labios. Sus orejas son largas y las lleva caídas o semicaídas, llegando a tapar el conducto auditivo.

Color y capa

El pelo de su capa es duro y corto, si bien también hay una segunda variedad de esta raza con el pelaje liso y quebradizo, estando ambas aceptadas para el Jack Russell Terrier.

El color de su base y, por ende el que predomine ha de ser blanco, pudiendo aparecer sobre él manchas color negro o fuego, no teniendo importancia la tonalidad de este último color. Lo normal es que las marcas aparezcan en el rostro como una máscara facial y que incluso se presenten en otras partes del cuerpo, llegando a ser también de varios tonos.

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Temperamento

Si por una cualidad se caracterizan muchos perros de caza es por ser muy temperamentales, igual que trabajadores, intrépidos, audaces, muy activos, curiosos y siempre alerta. Aparte de estas virtudes, el Jack Russell cuenta también con la de ser una mascota fiel, inteligente y valiente que siempre que se socialice correctamente tenderá a ser muy amigable y divertida.

Algo que deberían tener en cuenta todas las personas que quieran adoptar un Jack Russell es que no se trata de una mascota para dejar sola largas horas, pues requiere de unos dueños que tengan tiempo libre para dedicarle, ayudándole a realizar la cantidad de ejercicio físico que necesita. Es por ello que no es demasiado recomendable para personas mayores, que precisen de una mascota más tranquila, ni tampoco para personas con vidas demasiado sedentarias.

Su pequeño tamaño propicia que sea el perro idóneo para vivir en cualquier tipo de casa, adaptándose perfectamente a la vida en un pequeño apartamento siempre y cuando queden garantizadas sus salidas diarias al exterior.

Como muchos otros perros de raza pequeña, el Jack Russell tiende a sufrir sobrepeso, por lo que hay que cuidar su alimentación, faceta en la que también cumple un importante papel el ejercicio.

Esta raza sirve tanto a dueños que busquen un extraordinario perro de trabajo, con el que disfrutarán mucho enseñándole todas las técnicas que estén relacionadas con la tierra, dada su habilidad a la hora de rastrear, como por ejemplo la búsqueda de trufas, como a dueños que busquen en él un estupendo y fiel perro de compañía.

Un dueño activo podrá pasarlo fenomenal en las pruebas de agility con un ejemplar de esta raza, pues los mismos han dado sobradas muestras de tener mucho éxito en esta actividad.

Relación con otras mascotas

La llegada de este pequeño a tu casa puede suponer un desafío si ya cuentas con otras mascotas. En cuanto a los gastos, pueden convertirse en sus amigos o en sus enemigos, por lo que no es demasiado recomendable que se intente la convivencia.

En cuanto a sus congéneres los perros, en ocasiones puede sentir instintos agresivos hacia ellos, por lo que es muy importante que durante el período de socialización le acostumbres a su presencia.

Relación con los niños

Al tratarse de un perrito tan activo, que derrocha energía por doquier, a menudo se convierte en el compañero leal de los niños de la familia. De hecho, su afán juguetón hace que para él sea muy beneficiosa la convivencia con los niños, debido a que casi nunca se muestra cansado y necesita jugar constantemente para quemar energía.

Cuidados básicos

Los años que viva un perro y la calidad de vida de la que durante ellos goce, va a estar en estrecha consonancia, en muchas ocasiones, con los cuidados básicos que desde cachorro le dispenses.

Alimentación

Factor determinante en su salud y en su aspecto. En el caso del Jack Russell Terrier ya hemos hecho alusión a que tiene tendencia a engordar por lo que habrás de cuidar su alimentación, igual que a padecer problemas de índole osteoarticular debido a su rápido crecimiento.

Es por ello que te será esencial el hecho de simultanear una adecuada alimentación con un idóneo nivel de ejercicio físico, ayudando ambos gestos a mantener la línea y la salud de la mascota.

Mientras sea aún un cachorro, le ofreceremos un pienso seco de calidad de los que tienes en el mercado, siempre de la gama junior hasta que alcance la edad adulta, es decir, los diez meses.

Una vez superada esta etapa, seguiremos con un pienso de idénticas características pero de la gama adult, siempre adaptado a las necesidades nutricionales de la raza.

Higiene

Si en el caso de cualquier mascota es necesario observar unas escrupulosas medidas higiénicas, en el de los perros pequeños lo es aún más pues no en vano su reducido tamaño va a hacer que en no pocas ocasiones acaben en brazos de sus abnegados dueños, que suelen caer rendidos a sus encantos.

Higiene dental

Los perros pequeños tienen en la dentadura uno de sus principales “puntos flacos”. Ello se debe a que tienden a la acumulación de placa bacteriana y sarro que suele desembocar en problemas de mal aliento o halitosis.

Además, de no poner freno a esta situación, podría acabar acarreando al perro problemas como infecciones orales que en muchos casos dan lugar a problemas serios de dentición como puedan ser la pérdida prematura de piezas.

Evitarlo pasa por acostumbrar desde cachorro a tu mascota a regulares cepillados dentales que, si bien no serán de su agrado, tampoco le supondrán ningún problema al estar familiarizada con ellos.

Baño y secado

Para mantener limpio a tu Jack Russell será suficiente con que le bañes una vez al mes. Únicamente es conveniente que lo hagas antes en el caso de que esté demasiado sucio. Aprovecha la ocasión para limpiarle en profundidad las orejas siguiendo las instrucciones del veterinario. Para ello, adquiere un champú con un pH similar al de su piel, es decir, un pH7.

Una vez le hayas sacado del baño, podrás retirar todo el exceso de agua con una toalla y proceder a secarle con un secador eléctrico. No debes acercarlo demasiado a su piel para ahorrarle posibles quemaduras y siempre has de utilizar una temperatura moderada.

Cepillado

Aunque el pelo largo requiere más cuidados, el Jack Russell de pelo corto también precisa de regulares cepillados a los que ayudarán el tener al lado un pulverizador con hidratante.

Dependiendo de que se trate de un ejemplar de pelo corto o largo, deberás utilizar un cepillo específico para cada uno de estos pelos.

Vacunas y tratamientos antiparasitarios

El que tu perro desarrolle o no ciertas enfermedades va a estar estrechamente relacionado con las medidas de prevención que desde cachorro acostumbres a tomar con él.

Aparte de que es interesante que el veterinario le vea al menos dos veces al año, para la detección precoz de cualquier posible patología, es muy importante que tomes otras medidas como pueden ser:

  • Administrarle todas las dosis de vacunas que el profesional te indique. Deberás llevar a su consulta su cartilla de vacunaciones al día para que no haya lugar a ningún tipo de error relacionado con la administración de las dosis convenientes.
  • Colocarle pipetas y collares antiparasitarios que eviten la infestación de pulgas, garrapatas y gusanos intestinales, que suelen presentarse con más asiduidad en la época estival y que pueden dar lugar a graves enfermedades de las mascotas en el caso de que no sean convenientemente erradicadas si llegan a atacarlas.

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Enfermedades más comunes

El Jack Russell es un perro sano que, como la mayoría de los terrier gozan de un estado general de salud muy aceptable, si bien igual que cualquier raza tiene una cierta predisposición a padecer una serie de enfermedades genéticas que en su caso son las siguientes:

  • Problemas de audición. Estas patologías pueden desembocar en sordera, para lo que el color blanco de su pelaje resulta en ocasiones determinante con el paso de los años.
  • Luxación rotuliana. Un problema que afecta a la mayoría de razas de perros pequeños y que se produce cuando la rótula, que consta del fémur, la rótula y la tibia, no se encuentra bien alineada.
  • Enfermedad de Legg-Calve-Perthes. Una enfermedad que sufren muchos perros pequeños y que les genera una deformidad en la cabeza hasta la cadera, confundiéndose por ello con la displasia de cadera.
  • Ataxia cerebral. Esta enfermedad no es demasiado habitual pero sí grave, pues afecta al sistema nervioso, haciendo que el animal carezca de la adecuada coordinación.
  • Enfermedad de Von Willebrand. Este problema de sangre consiste en la falta de coagulación. Una carencia que hace que los perros padezcan excesivas hemorragias, que en ocasiones llegan a ser injustificadas.
  • Disfunciones visuales. Entre ellas destacan el desplazamiento del cristalino, que puede ser causado por un trauma o bien por una enfermedad como el glaucoma, las cataratas o la uveítis.

Adiestramiento

Muy a pesar de nuestro pequeño amigo, no es recomendable adiestrarle como perro guardián, dado que aunque se trate de un perrito cuya valentía está fuera de toda discusión, no tiene la suficiente capacidad para ejercer como perro guardián.

Por lo demás, como en el resto de las razas, habremos de ser constantes en su adiestramiento y actuar con coherencia. Para ello podremos valernos de las técnicas de adiestramiento positivo desde cachorro, lo que a buen seguro evitará que adopte un comportamiento indeseable.

Una cuestión importante a abordar desde el primer momento es la de realizar los paseos mínimos que garanticen que no haga sus necesidades dentro del hogar, excepción hecha de los primeros días, en los que la falta de hábito propia del período de aprendizaje puede jugarle malas pasadas.

A su favor tiene también que en absoluto se trata de un can con afán destructor. Eso sí, es conveniente proveerlo de suficientes mordedores con los que pueda aliviar el dolor propio del crecimiento de los dientes.

Los dueños que tengan jardín han de mostrar especial precaución ya que este chiquitín es tan enérgico y temperamental que, en el caso de que no haya llevado a cabo el ejercicio necesario, puede comenzar a cavar hoyos.

Su carácter enérgico también les lleva en ciertas ocasiones a tardar más que otros perros en aprender órdenes, no mostrándose excesivamente obediente. La clave se encuentra en el trabajo diario con él que y en que se sienta lo suficientemente premiado como para que acabe por interiorizar todas aquellas órdenes que le queramos transmitir.

La idea es conseguir un perrito sano y equilibrado. Sin la educación suficiente, podrá volverse inestable y difícil de controlar. Ello hace que no sea la raza más recomendable para dueños primerizos sin experiencia previa. Lo mejor es que sus ejemplares acompañen a dueños experimentados en técnicas de adiestramiento y educación canina, que no vacilen en ningún momento en mantenerse firmes y en saber orientar su fuerte carácter.

El Jack Russell Terrier tiene una tendencia al ladrido que a menudo hay que corregirle, pues debe saber cuándo debe ladrar y cuándo no. Para ello, habrás de enseñarle a canalizar sus emociones, al objeto de que no le causen ansiedad o estrés.

Lo ideal es comenzar con su educación desde cachorro, pues lógicamente en esa época son como “pequeñas esponjitas” a la hora de absorber conocimientos. Así las cosas, una vez le hayas puesto nombre, puedes empezar a enseñarle a que acuda a tu llamada.

Cuando el veterinario indique que ya puede salir a pasear por la calle, comenzará su período de socialización y el de adiestramiento para que sea capaz de pasear tranquilo. Debes evitar que se escape o que se estrese por querer asumir de un golpe todo lo que ve a su alrededor. Su curiosidad y su actividad hacen que necesite bastante tiempo para sus paseos, durante los cuales irá olisqueando cuanto le llame la atención.

Cuando haya aprendido a acudir a tu llamada, empezarás con el resto de órdenes básicas que incluyen las de quedarse quieto, tumbarse o sentarse.

Dentro de las técnicas de adiestramiento positivo, si algo se ha comprobado que funciona bien con el Jack Russell, es el establecimiento de un sistema de recompensas, basadas en premios y golosinas.

Te sorprenderá el modo en el que con su hocico será capaz de identificar la golosina depositada en el interior de tu mano, por lo que de este sencillo modo conseguirás grandes resultados a la hora de enseñarle órdenes.

Las sesiones de entrenamiento han de ser cortas, no superando los 15 minutos. Lo mejor es espaciarlas a lo largo del día, para que tu Jack Russell Terrier no se sienta excesivamente agobiado.

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