El lhasa apso o lhaso apso es un pequeño y adorable perrito del que llama la atención su espectacular manto, compuesto de un pelaje abundante y largo. Originario del Tibet, hay quienes ven en él una réplica en miniatura del viejo pastor inglés.
Aunque fuera de su región de origen apenas se le conoce, allí es inmensamente popular ya que, pese a su reducido tamaño, es uno de los mejores perros guardianes que existen, además de un leal compañero para sus dueños.
Todo lo que deberías saber sobre el Lhasa Apso
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Hay quienes dicen que el comportamiento de esta raza es más parecido al del gato que al del resto de sus congéneres. Reservado y desconfiado, también es tranquilo, alegre, juguetón y muy inteligente. Cuando son adultos, les gusta que les traten como tales y no sentirse un juguete en manos de su familia.
La independencia es otra de sus características más destacadas, siendo también muy observador, leal y algo obstinado. Valiente como pocos, es un perro único que te sorprenderá desde el primer momento que tengas la oportunidad de conocerlo.
Origen
Este encantador perrito, que sus seguidores consideran “un gran perro en un cuerpo pequeño” proviene, como ya hemos indicado del Tibet, zona conocida como “el techo del mundo”. Un país místico que se encuentra a una elevada altitud y cuyo paisaje es árido.
Sus temperaturas extremas obligan a todos sus habitantes, humanos o animales, a adaptarse a un entorno difícil, por lo que el pueblo tibetano es fuerte, como también lo son los lhasa apso.
Los primeros vestigios históricos de su existencia se remontan al año 639 dC, si bien se cree que podían existir muchos siglos antes, hacia el año 800 aC, lo cual no está documentado históricamente.
Este perro juega un papel primordial en la religión budista, siendo con el “león de las nieves”, el que se considera el rey de los animales, una fiera mitológica blanca, con el que se relaciona de una forma más cercana al lhasa apso. Se le atribuye tal poder a ese león que se supone que cada vez que ruge, da lugar a la aparición de siete dragones en el cielo.
Aunque en ocasiones se le ha atribuido un carácter sagrado al lhasa apso, esto es un error. Lo cierto es que vivían en los monasterios junto a los monjes, a los que alertaban con sus ladridos de la presencia de intrusos, quienes a veces eran capaces de esquivar a los impresionantes dogos tibetanos que permanecían en el exterior del recinto sujetos por una correa.
Como curiosidad comentar que eran perritos muy valorados con los que jamás se comerciaba, pues se suponía que en el interior de cada uno de ellos habitaban las almas de los monjes que habían pecado en vidas anteriores. Por este motivo eran ofrecidos como regalo y también como ofrenda para lograr salvar con éxito la distancia que separa el Tibet de China, cuya travesía duraba de ocho a diez meses.
Lógicamente, los tibetanos siempre han tenido clara la diferencia entre un verdadero león y un perro-león, si bien no han sido rotundos en lo que a su denominación se refiere. Así, existieron cruces entre las diversas razas tibetanas y es más, en la actualidad pueden cruzarse entre sí dos ejemplares de lhasa apso de pelaje completo y que nazcan uno o más cachorritos muy similares a spaniels tibetanos puros. Lo que puede sorprender por parecer un salto atrás en el tiempo es una realidad genética constatable.
Por si todo esto fuera poco, el hecho de que los tibetanos llamen “Apsok” a todas las razas de perro cuyo pelaje sea largo, hace aún más complicado el desenmarañar el origen de las razas tibetanas.
Este perrito, que no ha sido conocido en Occidente hasta principios del siglo XX, para quienes sostienen otras teorías no sería tan antiguo, sino más bien el resultado de cruzar el terrier del Tibet con el epagneul tibetano.
Características y rasgos físicos
Con una altura a la cruz de 25 centímetros y un peso que oscila entre los 5 y los 8 kilos, es pequeño pero robusto y musculoso…
Temperamento
Encantadores y cautivadores, los pequeños lhasa apso cuentan, sin embargo, con un temperamento que no todas las personas están dispuestas a comprender, por lo que se recomienda conocerlos en profundidad antes de tomar la decisión de adoptarlos.
Alerta y formal, un ejemplar de esta raza se muestra algo reservado con los extraños, a los que no muestra ninguna actitud amistosa. Lo normal es que comience ladrando a toda persona desconocida que se acerque a la casa. Con posterioridad, una vez compruebe que el visitante es bien recibido por la familia, se sentará a una cierta distancia de él, manteniéndose vigilante. De este sencillo modo, no perderá un detalle de lo que ocurre a su alrededor, involucrándose solo en las actividades que se desarrollen si le apetece.
Por esta razón, el lhapsa apso tarda en hacer amigos pero, una vez decidido a entregar a alguien su preciada amistad, esta será sincera y para toda la vida.
Si vives con uno de estos chiquitines, pronto te harás a su ladrido de advertencia, que no es ni agudo ni demasiado molesto, sino que se asemeja al que emitía en los recónditos monasterios tibetanos. En cualquier caso, que no cunda el pánico, pues parará de ladrar tan pronto crea que tiene el control de la situación.
A la hora de adiestrarlos en obediencia, en ocasiones sacan su lado más cabezota y tardan más en responder a las órdenes de lo que le gustaría a su dueño. La razón de que actúe así puede que tenga su base en que son animalitos que suelen pensar las cosas y a los que no les agrada verse obligados a actuar como otros quieren, pareciendo que lo suyo es llevar a cabo un determinado comportamiento cuando ellos están convencidos y no antes.
En familia y con sus dueños son un verdadero amor, lo que no quiere decir que a todos les gusten de la misma manera los mimos que sus dueños quieran prodigarles. Dependerá de cada ejemplar el que los acepte mejor o no y esto con independencia de que sea macho o hembra.
Su tamaño y carácter los hace perfectos para vivir en apartamentos, pues son felices moviéndose con libertad por la casa y echándose a dormir en el rincón que ellos escojan. En lo relativo a su necesidad de actividad física, la necesita de manera moderada, disfrutando de paseos diarios que le proporcionen equilibrio físico y mental.
Relación con otras mascotas
Lo cierto es que muchos lhasa apso se llevan fenomenal con otros perros, mientras hay otros que no. La forma de ser criados y el entorno en el que se desenvuelvan resultarán factores decisivos en uno u otro sentido. El sexo es otro aspecto determinante.
Por lo general, las hembras se llevan bien con otras hembras, si bien suelen aparecer conflictos en esa pacífica relación en la época de celo, debiendo los dueños estar pendientes de ellas para que los roces no lleguen a ser graves.
En lo referente a los machos de lhapsa apso, no suelen llevarse bien entre ellos una vez superan la etapa de cachorros, pero sí podrán relacionarse correctamente con machos de otras razas.
Relación con los niños
Este perrito es muy juguetón y alegre, lo que no quiere decir que sea la mejor raza para convivir con niños, ya que su nivel de paciencia no es demasiado alto. Esto motiva que los juegos prolongados que puedan pretender, sobre todo los niños más pequeños, les resulten muy pesados y tiendan a huir de ellos.
Cuidados básicos
Un ejemplar bien cuidado de lhasa apso puede vivir entre 12 y 14 años, si bien algunos superan con creces esa cifra. La obligación de todo dueño es proporcionarle a su mascota los cuidados necesarios para que los viva con la mejor calidad posible, lo que hará de ella un animalito sano y feliz.
Alimentación
El estado de salud y el aspecto de un perrito está estrechamente ligado a lo que come a diario. En la actualidad, es impensable que una mascota pueda alimentarse del mismo modo que un humano, estando el mercado plagado de productos alimenticios específicos para cada raza y edad. Hacerte con un buen pienso seco de calidad es una de las mejores formas de cuidarle por dentro y por fuera.
Higiene
Extremar las medidas higiénicas respecto a sus mascotas es una obligación de todos los dueños, más aún si se trata de perros de raza pequeña, que suelen acabar en brazos de todos los miembros de la familia, por mucho que haya ejemplares de lhasa apso que no se muestren muy proclives a ello.
Higiene dental
Las pequeñas dentaduras de los perritos de tamaño reducido cuentan con el hándicap de acumular con demasiada frecuencia placa bacteriana y sarro que da lugar a problemas de mal aliento y halitosis, que resultan muy molestos para quienes con él conviven. Aparte, de no ser tratados a tiempo, estos inconvenientes podrían dar lugares a graves infecciones que afectarán negativamente a la salud del animal. Acostumbrarlo desde cachorro al cepillado dental es la mejor medida que puede tomarse para evitarlo.
Baño y secado
Cuando vayas a bañar a tu lhapsa apso, lo que deberás hacer en torno a una vez al mes, habrás de observar las siguientes pautas:
- Cepillar todo el manto con un buen cepillo de púas metálicas
- Pasar un peine provisto de dientes anchos, hidratando el manto con un spray
- Bañarle en agua tibia y con un champú rico en proteínas especial para razas caninas
- Aclarar a fondo y aplicar un buen acondicionador que realce el manto
- Sacar del baño y retirar la humedad con una toalla absorbente o una gamuza sintética, sin estrujar el pelo
- Comenzar a secar con secador eléctrico, dividiendo el pelo por secciones, mientras lo vas cepillando con el cepillo de púas metálicas
- Trazar sobre el lomo una nítida línea recta que permita cepillarle el manto hacia ambos lados
Cepillado
Para obtener los resultados más despampanantes en relación al manto de tu lhasa apso no va a faltarte trabajo. La clave está en que establezcas un calendario de cuidados acorde al mismo y te ciñas a él a rajatabla, con independencia del resto de tus ocupaciones, pues de no hacerlo así, los problemas con los que te vas a encontrar, te van a generar una labor todavía más tediosa.
A diario deberás ir cepillando para acabar con los nudos que se formen entre baño y baño, al objeto de que el manto no termine por deteriorarse. Piensa que los nudos solo deben deshacerse con los dedos índice y pulgar cuando sea estrictamente necesario, pues cuando salen con mayor facilidad es tras el baño, cuando el pelo está húmedo y vamos aplicando secador.
La elección del cepillo más adecuado irá en función de la textura del manto, mientras que la cara y el toque último del manto requieren un peine de dientes anchos.
Vacunas y tratamientos antiparasitarios
Como cualquier otra mascota, el lasha apso precisa seguir un calendario de vacunaciones y un tratamiento antiparasitario adecuado para evitar enfermedades que pueden ser desde leves hasta graves, dependiendo de su naturaleza y del nivel de desarrollo en el que se encuentren en el momento de ser detectadas.
Enfermedades más comunes
Salvo que surjan complicaciones, si adoptas un lhasa apso, puedes tener la seguridad de contar con un perro sano y longevo que, eso sí, tiene una cierta tendencia a engordar por lo que deberás obligarle a diario a realizar algo de ejercicio físico. También es importante que controles sus raciones de comida.
No pierdas de vista que se trata de un perrito muy glotón que además cuenta con un estómago bastante delicado, que lo hacen proclive a sufrir úlceras.
El único problema hereditario que arrastra es la atrofia progresiva de retina, una enfermedad ocular grave que se detecta en la etapa adulta y que lo irá dejando ciego paulatinamente.
Adiestramiento
Algunas de las cualidades que deben ser tenidas en cuenta a la hora de adiestrar a un lhasa apso es que se trata de un perrito perseverante y tranquilo, extremadamente inteligente, lo que le hace razonar muy bien, fiel y curioso por naturaleza.
Al ser algo celoso, en ocasiones le cuesta compartir su hogar con otros animalitos, por lo que a estos y a otros muchos efectos es fundamental que su socialización comience desde que es un cachorro. La rutina habitual es algo que le gusta y le relaja, pues también es un perro de costumbres.
Pensándolo bien, hay una cierta semejanza entre un lhapsa apso y un monje tibetano de aquellos que los consideraban un perro sagrado, dado que la tranquilidad es una constante en sus vidas. Esto no es habitual en otros perros de raza pequeña, más nerviosos y activos.
En cuanto a sus necesidades de actividad física, no son tan altas como en otras razas pero lógicamente necesita un buen paseo diario que le ayude a socializarse y a desarrollar su musculatura, aparte de a mantenerse en forma.
Sin embargo, sí son más elevadas sus necesidades de ejercicio mental, dado que en caso contrario su extrema inteligencia y la independencia que le caracteriza, podrían provocar que cayera en el aburrimiento, lo que se traducirá en que este pequeñín se meta en líos.
El refuerzo positivo da unos resultados sensaciones en esta raza, por lo que tu compañero peludo no será difícil de entrenar si se sabe dar con los métodos adecuados. De nada servirá gritar a este sensible animal cuando premiando las conductas deseadas conseguirás que te obedezca con mayor facilidad.