El pekinés o pequinés es una raza canina que proviene de un linaje mítico y que está compuesta por unos pequeños y adorables perritos de nariz achatada y aspecto leonino. El hecho de que demande constante atención por parte de su dueño, constata el que se trata de un extraordinario perro de compañía.
Conocidos por su peculiar apariencia felina como perros-león, cuentan con un carácter fuerte y dominante. Pese a ello, se trata de una mascota leal, cariñosa, independiente e inteligente. También es muy valiente aunque tranquila y no puede evitar ser un poco celosa e impulsiva.
Todo lo que deberías saber sobre el Perro-León
Tabla de contenidos
Este bonito animal de compañía, cariñoso y sensible con sus dueños, puede llegar a ser bastante posesivo con ellos. Esto hace que, en determinados casos, no sea el mejor amigo de los niños, pues al mostrarse algo dominante con sus amos, es propenso a desarrollar ciertos celos hacia los más pequeños de la casa.
Raza valiente y combativa, lo que llama la atención debido a su tamaño, se muestran desconfiados con los extraños y son unos perfectos perros de vigilancia en la medida que alertan con sus ladridos de la presencia de cualquier desconocido.
Origen
Sus antiguos orígenes se remontan a China y más concretamente al Tibet de hace 4000 años, procediendo de los perros lasha apso. Estas pequeñas y aristocráticas mascotas que pertenecieron originalmente a la dinastía Manchú, eran consideradas la encarnación del mítico perro Fu, siendo utilizadas para mantener alejados a los malos espíritus.
Así, se consideraban unos seres divinos ante cuya presencia los plebeyos debían reclinar su cabeza y cuyo robo se castigaba con la pena de muerte. Durante varios siglos se le mimó y veneró como propiedad de la corte imperial china, donde a la muerte de cualquier emperador, seguía el sacrificio de sus pequineses, al existir la creencia de que de esta forma seguirían protegiéndoles en el más allá. En el siglo XIX, no faltaban los ejemplares de esta raza en los palacios de las cortes del conocido como Imperio Celeste.
La primera en establecer su estándar fue la emperatriz china Tzu-Hsi, quien determinó que esta raza debía mostrar el mismo color del manto de un león. En cuanto a sus patas delanteras, habían de ser curvas para que sus ejemplares no estuvieran deseosos de marchar de los jardines imperiales y habrían de lucir en su cuello su característico collar, como símbolo de dignidad.
Su llegada a Europa se sitúa en torno a 1860 cuando, en plena Guerra del Opio y pese a los intentos de los chinos de aniquilar a todos los pequineses para que no acabaran en poder de los británicos, unos pocos ejemplares se salvaron y fueron a quedar en posesión de la reina Victoria y del duque Richmond.
En concreto, el primer pekinés en llegar a Europa se lo quedó dicha reina, por lo que es habitual que desde entonces forme parte de la aristocracia inglesa.
Mientras que su fama crecía en Inglaterra y en todo Occidente, en China desapareció. En 1896 la raza fue reconocida por el Kennel Club y el Japanese Asiatic Club, en 1902 elaboró su estándar oficial.
Características y rasgos físicos
Temperamento
Su carácter es muy característico de la raza. Ya hemos hecho alusión a que es un estupendo perro guardián dado que ladra bastante y, si lo educamos para que no lo haga, al menos emitirá una serie de sonidos que alertarán de forma inmediata ante la cercanía de extraños.
Si algo le gusta a un pequinés es estar cómodamente instalado en la intimidad de su hogar y no tiene necesidad de demasiado ejercicio, aunque como cualquier otro perrito necesite dar un paseo diario o dos cortitos.
Una mascota segura, que se muestra siempre alerta y muy valiente, lo que no quiere decir que no sea afectuosa. Igual que la mayoría de perros toy necesita compañía y detesta pasar solo largos períodos.
Que hagamos constante alusión a que es una mascota valiente, no es sinónimo en ningún momento de que presente rasgos de agresividad. Lo que no debe ser es tímido. Es más, como curiosidad podemos afirmar que durante bastante tiempo se le ha conocido por su indiferencia, notablemente majestuosa, por otras criaturas, lo que supuso uno de los rasgos que de ellos cautivó a la emperatriz Tzu Hsi.
Esta bonita raza, pese a parecer muy digna, se divierte como cualquier otra con un juguete. Ahora bien, debido a que su hocico es muy chato, sus juguetes deben ser bastante planos, ya que no les es fácil sujetar una pelota con la boca. Por lo demás, no es una raza destructiva y con un juguete adecuado verá suficientemente satisfecha su necesidad de morder.
Ello no es óbice para que en determinados momentos este perrito deje ver su mal genio, por lo que no es raro que tienda a exigir todo aquello que crea que es de su pertenencia y que quiera ser el centro de atención de lo que suceda en la familia, tanto dentro como fuera de la casa.
En su búsqueda de la comodidad, esta raza se adapta bien a la vida en un pequeño apartamento, en el que precisará de un rinconcito acondicionado para que pueda dormir sin problemas.
Relación con otras mascotas
Del mismo modo que le sucede con los extraños, la relación del pequinés con otros perros es bastante peculiar. Aunque no llegará a mostrarse agresivo con ellos, va a intentar imponerse aunque se trate de un perro que triplique su tamaño, no parando de ladrar.
Relación con los niños
El pequinés no tolera demasiado bien a los niños de la casa, por lo que la convivencia con ellos no resulta la más idónea. La razón no es otra que el hecho de que no cuenta con demasiada paciencia, lo que se une a que no le resulten divertidos los juegos prolongados en los que los mismos pretenderán involucrarlos.
Así, es el perro ideal para personas o familias en las que no hay niños y que busquen una mascota de compañía, pequeña, leal y con temperamento fuerte.
También es la mascota perfecta para personas mayores, ya que no tiene demasiada fuerza y se controla a la perfección, le encanta recibir el cariño de sus dueños y no precisa demasiado ejercicio diario.
Cuidados básicos
Se trata de un perro bastante sencillo a la hora de recibir cuidados, ya que no requiere atenciones específicas, sino únicamente una serie de pautas básicas para mostrar el mejor aspecto y un adecuado estado de salud.
Alimentación
En lo referente a la comida, tu pequinés va a pretender convencerte de que, pese a su pequeño tamaño, necesita comer porciones grandes. Si sucumbes a sus deseos, le estarás haciendo un flaco favor a tu peludo amigo, pues probablemente comenzará a padecer sobrepeso.
Procura administrarle una dieta equilibrada y alta en proteínas durante su etapa de cachorro y adulto. En el caso del pequinés, quizás tengas que experimentar un poco hasta que encuentres su comida idónea, que le permita lucir un pelo brillante y una figura esbelta.
El alimento seco es muy recomendable para las mascotas, pero es probable que tu pequinés no reaccione bien a él. La clave puede estar en proporcionarle alimentos semi-húmedos y algo de comida enlatada que le añada una variedad suficientemente atractiva.
No obstante no debes abusar de los alimentos semi-humedos pues como conservante contienen azúcar, por lo que es aconsejable que le limites su consumo. Aparte de ello, tu perrito no puede alimentarse únicamente de alimentos blandos que no inviten a la masticación, pues su salud dental acabaría resintiéndose.
Evita premiarle con alimentos demasiado calóricos como las galletas, ya que de esta forma estarías favoreciendo su natural tendencia a acumular peso.
Higiene
Mantener a los ejemplares de esta raza pulcros requiere igualmente de una serie de hábitos de limpieza que redundarán en el beneficio de todos los miembros de la familia, pues lo cierto es que el pequeño tamaño de los perros toy hace que con frecuencia los tomemos en brazos, por lo que se propicia la cercanía con ellos.
Algunos de los complementos más aconsejados para su higiene son el cepillo de púas metálicas o el de cerdas de jabalí, un peine, aerosol con acondicionador, polvos de talco y unas pequeñas tijeras curvas.
Higiene dental
Es habitual que los perros enanos acumulen placa bacteriana y sarro, por lo que se hace indispensable una adecuada higiene dental, que entre otros problemas acabe con el del incómodo mal aliento de tu mascota.
Para ello nada como acostumbrarle a un cepillado dental, varias veces en semana, desde cachorro, pues este hábito no suele agradarles en absoluto. De ahí la necesidad de que, al menos, estén familiarizados con el mismo, lo que cobra especial importancia en razas como la pequinesa, de fuerte carácter.
Otra manera de lograr que sus pequeños dientes permanezcan limpios es a través de los huesos que puedes encontrar en establecimientos especializados en alimentación canina y que puedes establecer como sistema de premios ante su buen comportamiento.
Baño y secado
El baño de un pequinés debe hacerse con moderación, en torno a una vez al mes y el primero de ellos se efectuará cuando el cachorro alcance los cincos meses de vida, coincidiendo con el momento en que comience la muda del pelo de cachorro al de adulto, que tendrá mayor textura.
Para llevarlo a cabo debes utilizar un champú suave específico para perros que seguirás utilizando a lo largo de toda su vida. Puedes optar por ponerle algodones en los oídos, de forma que no le entre agua, evitando así las temidas otitis.
Al bañarlo, estarás contribuyendo a eliminar el pelo muerto y a airear su piel, facilitando el crecimiento de un pelo nuevo.
Una vez lo hayas sacado del baño, tienes que proceder a retirar todo el exceso de agua con una toalla y solo entonces aplicar secador suficientemente retirado del cuerpo y a una temperatura que no sea demasiado elevada, para que no sufra quemaduras en su delicada piel.
Cepillado
Mantener perfectamente cepillado a un pekinés es fundamental. Una sencilla forma de hacerlo es poniéndolo panza arriba y cepillándole pecho y axilas, pues en estas zonas se les suelen formar cantidad de nudos. De paso, puedes aprovechar para limpiarle bien la zona de la tripa, que suele ensuciarse con la orina, para que no llegue a desprender mal olor.
Después puedes colocarle de lado e ir abriendo capas de pelo que cepillarás de dentro hacia afuera. Dado que tiene mucha densidad de subpelo, el cual ha de ser lo más abundante posible para exposición, hay que cepillarlo cuidadosamente y con un cepillo de púas metálicas.
Vacunas y tratamientos antiparasitarios
Siempre que adoptes una mascota, es preciso que te hagas con su cartilla de vacunaciones, en la que constarán las dosis ya recibidas y, por tanto, podrás conocer cuáles son las que le quedan por ser administradas.
El veterinario será quien establezca el adecuado calendario de vacunaciones de tu pequinés, que deberás observar rigurosamente.
De la misma manera, este profesional será quien te indique las pipetas o collares antiparasitarios que mantendrán a tu mascota libre de pulgas, garrapatas y gusanos intestinales, parásitos que atacan sobre todo con la llegada del buen tiempo.
Enfermedades más comunes
Aunque se trata de un perrito pequeño y chato, por lo general el pequinés suele gozar de buena salud y presume de una especie de resistencia innata a las enfermedades, a lo que hay que sumar el asombroso poder de recuperación de ciertos ejemplares, lo cual quizás pueda deberse a la selectiva cría que en su día se efectuó en la corte imperial china.
Entre sus problemas más habituales de salud se cuentan aquellos que tienen que ver con los ojos. En este sentido tienden a desarrollar triquiasis, cataratas prematuras, disquitiasis o crecimiento de pelos en una glándula del ojo y atrofia progresiva de retina, una dolencia que se caracteriza por el desarrollo de una especial sensibilidad a la luz que puede desembocar en una pérdida de visión.
En cuanto a la estructura de su cara, hace que los pequineses puedan sufrir problemas respiratorios. En concreto nos estamos refiriendo a narinas estenóticas (estrechez de los orificios de la nariz) y paladar elongado blando.
Como dato curioso queremos hacer mención a sus resoplidos, circunstancia que suele preocupar bastante a dueños con poca experiencia y que, sin embargo, es muy habitual en las razas chatas.
No es para nada un problema grave, pero sí debe prestársele una cierta atención por parte del dueño, por si acaso obedeciera a otras razones, como el atoramiento de una semilla de hierba en la cavidad nasal que precisara ser inmediatamente retirada.
Ciertas disfunciones de movilidad suelen afectar también a estas mascotas, del estilo de la degeneración de los discos invertebrales, enfermedades hereditarias de rodilla o luxación patelar, a las que el sobrepeso no les hace ningún bien.
Cómo adiestrarlo
Ya hemos comentado que el pequinés no precisa grandes dosis de ejercicio diario, por lo que le bastará con uno o dos paseos diarios que no tienen que ser demasiado largos y con un poco de juego no demasiado intenso. La mayoría de los ejemplares se sentirán muy felices saliendo un ratito de paseo con su dueño, procurando siempre que no se acerque a las zarzas, por su delicado y abundante pelaje.
También es probable que se encuentren pletóricos dando una vueltecita por el jardín de la casa, siempre que se disponga de él e incluso es probable que llegue a sorprendente la rapidez con la que puede moverse siempre que lo desee.
Algunos pequineses son especialmente proclives a volverse inactivos, sobre todo si viven en pequeños apartamentos, por lo que si es el caso del tuyo, deberás incitarle al ejercicio. Piensa que, si por él fuera, preferiría echarse la siesta en lugar de jugar, por lo que los mayores tienen en él a un excelente compañero, que se mostrará feliz y equilibrado, con solo un poco de ejercicio cada día.
Otra cosa es el tema de la socialización, pues su fuerte carácter requiere que se le saque a pasear al objeto de que se socialice con otras personas y perros, lo cual está especialmente indicado en razas como la que traemos entre manos, de marcado temperamento.
Su necesidad de compañía está fuera de toda discusión. Aunque se trata de una raza muy independiente, ningún pequinés puede vivir aislado. Pese a ello y, en contra de lo que pudiera pensarse, hay que decir que puede ser ideal para aquellos dueños que no quieran un perrito demasiado apegado, ya que les resulta suficiente con estar en la misma estancia que el resto de la familia, no necesitando más mimos, caricias ni ser tomado en brazos.
Lo que has de evitar es que tu pequeño llegue a desarrollar un carácter dominante. De ser así, su comportamiento se volvería negativo y desarrollaría conductas tales como ansiedad por separación, celos, ladridos obsesivos, gruñidos e incluso tendencia a morder.
Para que esto no le ocurra a tu pequinés, has de educarle en obediencia básica, lo que no te será difícil pues es un perro inteligente. Mención aparte merece el capítulo del control de sus necesidades, parcela en la que deberás ser especialmente paciente y mostrarte firme para poder lograr los mejores resultados.